Elementos musicales

La música es el arte de combinar sonidos y silencios para comunicar o conmover. Para ello necesita combinar una serie de parámetros elementales:

  • Una organización formal, como en la sintaxis de cualquier lenguaje.
  • Un determinado ritmo que indica la sucesión en el tiempo de los sonidos y su duración.
  • Una melodía que atañe a la sensibilidad y a la afectividad humanas, ya sea mediante la voz o instrumentalmente.
  • Una armonía que nos sitúa en una tonalidad

Todo tipo de música posee estos elementos: música clásica, música popular, música folclórica, música electrónica…

Es necesario añadir que la dinámica y el timbre o color son también elementos que enriquecen la experiencia musical.

Forma

Cuando hablamos de forma nos referimos a la estructura de una pieza musical. Esta organización es seleccionada o diseñada por el compositor y atiende a recursos básicos como la repetición y la variación o el contraste, para evitar la monotonía.

El análisis musical nos permite comprender cómo se organiza el material musical dentro de una obra. En géneros populares es muy común emplear formas sencillas, como la de un estribillo que se repite intercalándose con estrofas; pero existen otras muchas formas: sonata, rondó, tema con variaciones, sinfonía…

En música también debemos tener en cuenta el aspecto formal para una correcta “ortografía musical”; por ello, es preciso conocer conceptos como los de pentagrama, clave, nota musical…

Ritmo

El ritmo, tradicionalmente definido como la ordenación de los sonidos en el tiempo es el “esqueleto” sobre el que se asienta la música. El ritmo es instintivo, porque está presente de forma natural en la vida (respiración, latidos del corazón, paso de las estaciones del año…). En música, el ritmo se percibe fácilmente en sus principios de pulso, acento y ritmo:

  • El pulso es la constante repetida y reiterativa en toda pieza musical. Supone el “motor” de la canción y nos habla de la velocidad de la música. Resulta sencillo identificarlo auditivamente, ¡y muchas veces lo marcamos con el pie sin darnos cuenta cuando escuchamos música!
  • El acento es el pulso fuerte que se repite periódicamente y agrupa los sonidos. Facilita la comprensión de la estructura, ya que el acento nos habla del compás en el que se escribe la música.
  • Con esta estructura subyacente se dispone el ritmo propiamente dicho, es decir, todas las figuras musicales que proporcionan la duración de cada sonido, más o menos largo.

Muchas tradiciones culturales no occidentales han desarrollado de forma extraordinaria la idea del ritmo, asociándola al movimiento y a la danza en expresiones artísticas como el chachachá, la batucada, el apala, la rumba…

Melodía

Es difícil concebir música sin melodía. Los sonidos no solamente tienen duración, sino también altura. Toda línea melódica combina sonidos, que pueden ser correlativos o por saltos, con intervalos más o menos grandes, ascendentes o descendentes…

Las melodías se construyen mediante las notas musicales, muchas veces ordenadas en escalas. Existen melodías sencillas, con pocas notas, y otras que abarcan un gran ámbito melódico; del mismo modo, hay instrumentos musicales con una tesitura muy amplia y otros que emiten menos rango de sonidos. Podemos encontrar instrumentos agudos o graves, ya que la altura del sonido depende de la velocidad de la vibración del aire y la frecuencia: a mayor frecuencia, más agudo es el sonido.

Las canciones y sus melodías tienen una cierta intensidad, que puede ir variando con fines expresivos, de modo que podemos distinguir sonidos fuertes y suaves.

Además, en música también podemos hablar de textura, que es el modo en que se mezclan o entretejen distintas melodías o instrumentos: puede haber una única línea melódica acompañada, varias voces, etc.

Armonía

La armonía es el elemento musical, de índole afectiva pero también intelectual, que nos habla de la simultaneidad de sonidos (acordes). Hablar de armonía es hablar de tonalidad y de modalidad.

Es importante puntualizar que este es un concepto muy desarrollado en la tradición musical occidental, pero no existe una idea universal de la armonía.

Fundamentalmente hablamos de tonalidades mayores y menores, pero hasta el Barroco era muy frecuente el uso de modos. Además, en la música contemporánea este concepto se ha diluido, encontrando experiencias atonales (sin tonalidad) que se enmarcan fuera de la idea tradicional de “música agradable”.

La armonía establece una jerarquía: no todos los acordes son iguales, sino que cada uno tiene su función, siendo los dos más importantes:

  • La tónica es el grado principal, que da nombre a la tonalidad y supone el punto de reposo
  • La dominante es el segundo grado más importante, que contrasta con la tónica porque significa tensión y suspensión

Con la combinación de estos cuatro elementos se puede definir toda la música existente y crear sin límites.